El Eternauta en Netflix: éxito comercial y fidelidad a la obra original
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El Eternauta en Netflix: éxito comercial y fidelidad a la obra original
Medir el éxito comercial de una película producida por una plataforma de streaming, como Netflix, no es tan directo como en el cine tradicional, donde las ganancias se calculan a partir de la venta de entradas y productos asociados. Sin embargo, antes de analizar el éxito comercial de El Eternauta , vale la pena detenerse un momento en el origen de esta historia. ¿Qué es El Eternauta? ¿Por qué es tan importante en la cultura argentina y latinoamericana?
En este artículo repasaremos su trama central, su relevancia histórica y cómo fue adaptada a la pantalla, para luego profundizar en su impacto actual, tanto en términos narrativos como comerciales.
¿Qué es El Eternauta?
El Eternauta es una historieta de ciencia ficción argentina creada en 1957 por el guionista Héctor Germán Oesterheld y el dibujante Francisco Solano López, y publicada por primera vez en la revista Hora Cero Semanal. Narra la historia de Juan Salvo, un hombre común que, junto a su familia y amigos, enfrenta una invasión alienígena en Buenos Aires. Es considerada una obra fundamental del cómic en habla hispana por su enfoque humano, su narrativa atrapante y su ambientación local.

Lo existencial en las historietas
El Eternauta fue publicada por primera vez en 1957 en la revista argentina Hora Cero Semanal, escrita por Héctor Germán Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López. Es contemporánea a la etapa final de la llamada Edad de Oro de los cómics estadounidenses (1938-1956) y el inicio de la Edad de Plata del cómic norteamericano, que arrancó oficialmente en 1956 con la reintroducción de The Flash por parte de DC Comics. Es anterior a historietas como Spiderman, Hulk, Linterna Verde, Iron Man, X-Men y Los Cuatro Fantásticos (todas surgidas entre 1959 y 1963), pero, junto a ellas, forma parte del mismo contexto de transformación global del cómic.
Mientras en Estados Unidos resurgía el género de superhéroes con un enfoque más humano y ligado a la ciencia ficción —tras décadas en que personajes como Capitán América, Wonder Woman, Superman y hasta Batman habían sido usados como símbolos patrióticos durante la Segunda Guerra Mundial—, en Argentina El Eternauta proponía una historia de invasión alienígena atravesada por una mirada social, política y existencial.
Lo notable es que, aunque no surgió en Hollywood ni bajo los sellos de Marvel o DC, El Eternauta se inscribió en ese mismo movimiento internacional en el que la historieta comenzaba a madurar: a volverse más adulta, crítica y profundamente conectada con las preocupaciones de su tiempo.
En Argentina, pocos años después, Mafalda de Quino también reflejaría esa evolución, pero desde otro ángulo: el de la sátira política y social, vista a través de los ojos de una niña lúcida e inconformista.
Para analizar los cambios más relevantes de la adaptación de Netflix, es necesario entrar en detalles. Si aún no viste la serie, te avisamos: hay spoilers a continuación.
¿Por qué se llama «El Eternauta»?
El nombre «El Eternauta» proviene de la combinación de dos conceptos: “eterno” y “nauta” (del griego nautes, que significa “navegante”). Es decir, «el navegante de la eternidad».
En la historia original, Juan Salvo —el protagonista— termina convertido en un viajero del tiempo y del espacio, saltando entre dimensiones y épocas en busca de su esposa y su hija. Esta condición de “viajero eterno” lo transforma en una figura trágica y solitaria, destinada a nunca detenerse ni encontrar paz, condenado a seguir viajando en una especie de deriva existencial a través del tiempo.
Ese componente de viaje temporal y dimensión trágica de Juan Salvo como “navegante de la eternidad” no se desarrolla completamente en la primera temporada de la serie de El Eternauta. La historia se centra, más bien, en la invasión, la resistencia en Buenos Aires y la lucha colectiva, dejando de lado —por ahora— el destino más metafísico del personaje.

Del papel a la pantalla: cómo Netflix transformó a El Eternauta
—A partir de acá, los spoilers caen como nieve mortal—
La serie de Netflix El Eternauta introduce múltiples cambios respecto a la historieta original creada por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López en 1957, aunque conserva intacto su espíritu central.
Uno de los principales cambios está en la estructura narrativa: en la historieta, todo parte de la visita de El Eternauta a un guionista llamado Germán, y la historia se cuenta en retrospectiva. En la serie, esta introducción desaparece y se opta por una narración lineal y más directa. También cambian la época —del Buenos Aires de fines de los años 50 a una ciudad actual— y los vínculos familiares: Juan Salvo ya no vive con su esposa e hija, sino que está separado, y su hija es adolescente, lo que redefine su motivación principal, ahora centrada en encontrarla.
El grupo de personajes también se transforma. En el cómic, la historia transcurre en la casa de Juan Salvo, junto a su esposa Elena, su hija Martita y amigos como Favalli, Lucas y Polsky. En la serie, la casa es de Favalli, se incorpora su esposa Ana, y se suman personajes nuevos como Omar e Inga, una inmigrante venezolana que colabora con su hermano repartidor de una app de delivery.
El tono se vuelve más crudo: se introducen conflictos humanos, enfrentamientos civiles, saqueos y escenas dramáticas ausentes en la historieta. También se incorporan elementos contemporáneos como el trauma de Malvinas, que añade profundidad al personaje de Juan Salvo y lo conecta con la memoria histórica reciente de Argentina.
La adaptación de Netflix respetó la esencia de la historieta original
A pesar de estos cambios, la adaptación no traiciona la esencia de la obra: la resistencia colectiva, la invasión silenciosa y el dilema humano frente a lo inexplicable siguen siendo el corazón de la historia. La serie apuesta por una escala mayor, realismo urbano y efectos especiales innovadores, pero mantiene la carga filosófica y existencial del material original. Se convierte así en un homenaje que no busca calcar, sino reinterpretar con respeto y potencia cinematográfica una de las obras más icónicas de la historieta latinoamericana.
El elenco de El Eternauta incluye a figuras consolidadas y emergentes como Carla Peterson (Elena), Mora Fisz (Clara), Marcelo Subiotto (Lucas), Andrea Pietra (Ana), Ariel Staltari (Omar), Orianna Cárdenas (Inga) y Claudio Martínez Bel (Ruso). Sin embargo, los dos personajes más relevantes —por su protagonismo y su peso simbólico dentro de la historia— son Juan Salvo, El Internauta, interpretado por Ricardo Darín, y Alfredo “Tano” Favalli, encarnado por César Troncoso.
Ambos representan diferentes formas de liderazgo y compromiso frente al desastre: Salvo, desde lo afectivo y existencial; Favalli, desde lo racional y práctico. Aunque hay otros personajes significativos, ellos conforman el núcleo emocional e intelectual de la resistencia.

Juan Salvo, El Eternauta.
En la serie, Juan Salvo no es simplemente un hombre común; es un veterano de guerra, con un trasfondo lleno de cicatrices. En un episodio clave, señala que “las islas volvieron”, una alusión directa a Malvinas, lo cual revela que participó en esos combates y carga con estrés postraumático. Sus recuerdos de trincheras, bengalas y nieve helada de Monte Longdon aparecen en flashbacks que se mezclan con la crisis que vive en Buenos Aires.
Este pasado justifica su notable habilidad con las armas: maneja un fusil con precisión, sabe cubrir posiciones y proteger a sus compañeros, aunque admite que hace muchos años que no disparaba. Esa pericia, sin embargo, no procede de un deseo de violencia, sino de un deber adquirido en tiempos pasados que repunta ante la emergencia actual.
Juan Salvo no busca liderazgo. Es un hombre maduro que ronda los 60 años, divorciado, con una hija adolescente; alguien que la vida ya marcó antes de que cayera la nieve. Y aunque no quiere ser líder, el grupo lo reconoce como tal: su formación militar, su temple y su capacidad de mantener la calma hacen que otros recurran a él cuando todo se desmorona. Esa resistencia emocional y estratégica se convierte en clave para la supervivencia.
Es un líder que no desea serlo, pero que asume la responsabilidad por convicción y no por ambición. Al igual que Favalli, Juan combina acción, cerebro y corazón: actúa cuando otros dudan, pero siempre trata de contener su propio dolor y sus fantasmas.
Su cambio en la serie agrega una capa de profundidad histórica y emocional que conecta la ficción con la memoria colectiva de los argentinos.
Alfredo “Tano” Favalli
Tanto en la historieta original como en la serie de Netflix, Favalli es uno de los personajes más sólidos e interesantes. Es un hombre maduro que destaca por su lucidez técnica y su espíritu resolutivo: se anticipa a los hechos y actúa antes de que el peligro se vuelva evidente para los demás. Es racional, sí, pero también profundamente comprometido. No espera instrucciones; comprende que dudar cuesta vidas y por eso se mueve con convicción.
Puede ser descrito como pragmático y calculador —el que organiza, construye y explica— pero también tiene un costado pasional e impaciente. Su intensidad puede parecer irritación o dureza, pero en realidad refleja la angustia de quien ya comprendió lo que está en juego y no puede permitirse que otros lo arrastren a la inacción.
Él no lidera desde lo emocional, sino desde la acción y la capacidad, convirtiéndose así en una figura indispensable para el grupo.
Personalmente, me siento identificado con él. No solo por su enfoque práctico ante los problemas, sino por esa mezcla tan humana de lógica y coraje, de previsión y empuje. Ese impulso de adelantarse a las consecuencias, de frustrarse cuando los demás no ven lo evidente, eso me resulta muy cercano.
Favalli representa al ciudadano que, en medio del caos, no se paraliza ni se resigna: se organiza, propone y lucha. Y por eso, más allá de lo narrativo, es también un símbolo de responsabilidad colectiva y resistencia activa.
¿Cómo se hizo El Eternauta?
Buenos Aires es una ciudad que ha visto caer nieve sobre sus techos, pero no es nada frecuente —la última significativa ocurrió en 2007—, y El Eternauta, tanto en su versión original como en la serie de Netflix, sitúa su premisa central en una nevada letal que cubre toda la ciudad. En la historieta, nieva con cielos claros y sin nubes, mientras que en la serie cae nieve en verano.
Recrear esta nevada de forma convincente fue uno de los mayores desafíos técnicos de la producción, y el resultado es fruto de una combinación de efectos especiales prácticos y tecnología digital de última generación.
Para lograrlo, el equipo utilizó una mezcla de nieve artificial especialmente desarrollada para la serie. Esta mezcla incluía sal, celulosa, espuma seca y “eco-snow”, una sustancia ecológica diseñada para simular la textura y apariencia de la nieve real. Se emplearon alrededor de 600 kilogramos diarios de estos materiales, distribuidos con turbinas, sopladoras y equipos portátiles, cubriendo superficies de hasta 3.000 metros cuadrados por jornada.
La nieve no solo debía parecer real, sino también ser segura para los actores, equipos técnicos y cámaras, manteniéndose estable durante largas jornadas de filmación.
A nivel visual, El Eternauta dio un paso más allá con el uso intensivo de tecnología de escaneo 3D. Se digitalizaron calles, plazas y edificios reales de Buenos Aires para recrear hasta 30 escenarios urbanos completos con un altísimo nivel de detalle. Esta técnica permitió reproducir el entorno físico de la ciudad incluso en situaciones imposibles de filmar directamente, como escenas en zonas inaccesibles, destrucción a gran escala o bajo condiciones climatológicas ficticias.
Interacción con paisajes virtuales
Una parte fundamental de esta recreación fue el uso de Virtual Production. Esta técnica combina pantallas LED curvas de alta definición con imágenes generadas por el motor Unreal Engine, permitiendo grabar escenas con fondos digitales en tiempo real, sin necesidad de agregar efectos visuales en postproducción. De este modo, los actores podían interactuar con paisajes virtuales que se proyectaban en el set, aumentando la inmersión y reduciendo el uso de pantallas verdes tradicionales.
En lo que respecta al diseño visual y utilería, se produjeron múltiples versiones del icónico gamulán de Juan Salvo, el abrigo grueso que lo identifica y protege de la nevada tóxica. En total, se confeccionaron 7 gamulanes distintos para distintos tipos de escena (acción, primeros planos, desgaste). Además, se fabricaron 500 máscaras de supervivencia, 250 armas personalizadas y un gran número de objetos de utilería para representar tanto la resistencia civil como la tecnología alienígena.
La combinación de efectos prácticos, tecnología digital avanzada y un compromiso absoluto con la verosimilitud del entorno ha sido clave para que El Eternauta no solo cumpla con las expectativas visuales de los fans de la historieta, sino también para posicionarse como una de las producciones más ambiciosas realizadas en América Latina para plataformas globales.
¿Qué tan exitosa ha sido El Eternauta?
En el streaming, como ya comentamos al principio, los ingresos provienen principalmente del modelo de suscripción. Es decir, la película o serie es rentable si logra atraer nuevos suscriptores o evitar que los actuales cancelen su cuenta. Netflix mide el éxito con datos internos como las horas vistas, la cantidad de personas que terminan la serie, el crecimiento de usuarios en determinadas regiones y el impacto cultural o mediático que tenga el contenido.
La serie El Eternauta ha sido un fenómeno global desde su estreno en Netflix el 30 de abril de 2025. En su primera semana acumuló 10,8 millones de visualizaciones y 58,3 millones de horas reproducidas, ingresando en el Top 10 de 87 países, consolidándose como la serie no angloparlante más vista en la plataforma, liderando posiciones en Argentina, Latinoamérica, Europa (España, Italia, Alemania, Turquía, entre otros), e incluso en mercados de Asia como Japón y China.
Recepción crítica y cultural
Con una aprobación del 95 % en Rotten Tomatoes, una puntuación de 7.2/10 en IMDb y reseñas elogiosas en medios como The Guardian, The New York Times, Variety y El País, la serie ha sido calificada como «obra maestra» y un hito de la ciencia ficción latinoamericana. Su tema central –la resistencia colectiva– y su ambientación en una Buenos Aires contemporánea han sido destacados por resonar políticamente, abordando traumas históricos como la posguerra y la memoria de Malvinas.
Impacto económico y merchandising
Desde el punto de vista económico, la producción tuvo un costo estimado de US$ 34 millones en Argentina (41.000 millones de pesos), generando empleo de más de 2.900 personas y movilizando varios sectores industriales (textil, construcción, servicios)
En cuanto a merchandising, la serie dio lugar a una oleada de productos coleccionables: figuritas, muñecos, ropa y más. Además, se ha reeditado la novela gráfica en inglés, satisfaciendo la demanda internacional.
Visto lo anterior, El Eternauta no solo triunfó como serie, sino que también reactivó la industria cultural argentina, posicionándose como una referencia de éxito audiovisual y comercial a nivel local y global.
Marketing disruptivo: más de 40 marcas presentes, ninguna pagó
En la serie El Eternauta de Netflix, el marketing y el product placement fueron abordados con una estrategia muy particular que se aleja del enfoque tradicional. En lugar de vender espacios de aparición a marcas a cambio de patrocinio económico, los productores optaron por solicitar permisos de uso de imagen a más de 40 marcas reconocidas sin que estas pagaran por estar presentes en pantalla.
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Marcas como YPF, Movistar, Burger King, Nike, BBVA, PedidosYa, Frávega, Noblex, Mercado Libre, Coca-Cola, y más aparecen de forma orgánica en el entorno visual de la serie, como parte del paisaje cotidiano de una Buenos Aires realista en medio de una invasión extraterrestre.
Esta elección creativa responde a un objetivo claro: mantener la autenticidad del escenario urbano sin crear una ciudad ficticia o estilizada, lo que habría debilitado el anclaje local y emocional que tiene la historia.
La presencia de carteles, locales comerciales y productos reconocibles por el espectador argentino y latinoamericano contribuye a una experiencia visual más verosímil. Según los productores, el propósito no era «vender marcas», sino representar fielmente cómo se ve y se vive en una ciudad como Buenos Aires en la actualidad, incluso en medio de un evento fantástico.
Además, esta estrategia permitió a la producción ahorrar costos de reconstrucción digital o edición de señalética urbana, al mismo tiempo que fortalece el vínculo emocional con el público, quien puede reconocer calles, comercios y objetos del día a día.
La serie de Netflix ha transformado El Eternauta en un evento cultural que trasciende la pantalla. Con sus aciertos y libertades creativas, abre un nuevo capítulo para una obra que, lejos de envejecer, demuestra estar más viva que nunca.
Ahora, a esperar la segunda temporada.
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