jueves, noviembre 21, 2024
Marketing

Anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos

Sexismo exacerbado, discriminación y racismo, productos dañinos y adictivos, machismo y violencia doméstica… en fin, anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos:

Anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos

A finales del siglo XIX y principios del XX, la publicidad reflejaba una época de rápido progreso industrial, pero también exhibía prácticas comerciales que hoy serían consideradas inaceptables o incluso ilegales. En aquellos tiempos, la regulación publicitaria era prácticamente inexistente, lo que permitía la promoción de productos con afirmaciones exageradas y riesgos para la salud que no se mencionaban, algo impensable en la actualidad, así como también sexismo exacerbado, violencia de género, discriminación y racismo.

Uno de los aspectos más llamativos de esa publicidad era la promoción de productos que contenían sustancias peligrosas o adictivas, como la cocaína y la heroína, que se comercializaban como remedios para dolencias tan diversas como dolores de cabeza o depresión, sin advertencias sobre sus graves riesgos. Un ejemplo icónico es la fórmula original de Coca-Cola, que efectivamente contenía cocaína, aunque en pequeñas cantidades. La bebida fue creada en 1886 por el farmacéutico John Stith Pemberton en Atlanta, en una época en la que las propiedades de la cocaína eran percibidas de manera muy diferente, y se utilizaba en tónicos medicinales por sus supuestos beneficios.

Muchos de estos productos eran anunciados con afirmaciones grandiosas sobre sus efectos curativos, sin mencionar los efectos secundarios potencialmente mortales que acompañaban su consumo.

Además, la publicidad de esa época a menudo recurría a estereotipos raciales y étnicos, haciendo representaciones caricaturescas y denigrantes de personas de diferentes grupos étnicos. Por ejemplo, los anuncios de productos de limpieza o cosméticos solían retratar a las personas negras de manera estereotipada y discriminatoria, perpetuando prejuicios y contribuyendo a la marginación de estas comunidades.

Otro aspecto preocupante de la publicidad de esa época era la promoción de productos para niños que hoy serían considerados extremadamente peligrosos o inapropiados. Se vendían juguetes con piezas pequeñas que representaban un riesgo de asfixia, así como productos como jarabes para la tos que contenían altas concentraciones de alcohol u otras sustancias nocivas.

En el pasado, la publicidad era notablemente más audaz y estaba mucho menos regulada por estándares éticos o sociales. Las campañas se caracterizaban por su capacidad para romper tabúes y desafiar las normas culturales, recurriendo a tácticas extremadamente agresivas para captar la atención. Esta libertad permitió a los anunciantes experimentar con mensajes impactantes y provocadores que, aunque lograban notoriedad, a menudo carecían de consideración hacia el bienestar del público.

La ausencia de regulaciones claras también significaba que los anuncios podían ser controversiales, ofensivos o perjudiciales para ciertos grupos de personas. No existían límites definidos, lo que permitía la explotación de estereotipos, la publicidad engañosa o el uso de productos peligrosos sin advertencias adecuadas. Con el tiempo, este enfoque fue reemplazado por una mayor conciencia sobre los impactos sociales y éticos de la publicidad, lo que llevó a la creación de normativas más estrictas.

Anteriormente, la publicidad tendía a ser mucho más audaz y menos restringida por consideraciones éticas o sociales. Se caracterizaba por su capacidad para romper tabúes, desafiar normas culturales y utilizar tácticas de marketing extremadamente agresivas para captar la atención del público.

A menudo, la publicidad no tenía límites claros y podía ser controvertida, ofensiva o incluso perjudicial para ciertos grupos de personas.

Anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos
Los Picapiedra (The Flinstones) en un comercial de cigarrillos

La publicidad sexista en décadas pasadas reflejaba y perpetuaba roles de género tradicionales y estereotipados que asignaban a las mujeres un papel subordinado y limitado en la sociedad. Estos anuncios frecuentemente retrataban a las mujeres en roles sumisos, como amas de casa dedicadas al cuidado del hogar y la familia, o como objetos sexuales cuyo principal propósito era complacer a los hombres y lucir atractivas para ellos.

La publicidad sexista promovía productos relacionados con el hogar, la limpieza y la belleza con mensajes que sugerían que la realización y felicidad de una mujer dependían de su capacidad para cumplir con estos estándares de feminidad tradicionales.

Por ejemplo, los anuncios de productos de limpieza a menudo mostraban a mujeres sonrientes y perfectamente arregladas mientras realizaban tareas domésticas, transmitiendo la idea de que la limpieza del hogar era su responsabilidad principal y su fuente de satisfacción personal.

Del mismo modo, los anuncios de productos de belleza y cuidado personal a menudo enfatizaban la importancia de una apariencia física perfecta para atraer la atención y la aprobación masculina, perpetuando así la idea de que el valor de una mujer estaba vinculado a su atractivo físico.

Hoy en día, este tipo de publicidad sería considerado sexista y discriminatorio, ya que despoja a las mujeres de su autonomía, dignidad y capacidad de elección, al mismo tiempo que refuerza normas sociales restrictivas y nocivas.

Anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos

En 2017, Dove, una marca de cuidado personal, lanzó una campaña publicitaria que fue ampliamente criticada por ser percibida como racista. La campaña incluía un video en el que se mostraba a una mujer negra quitándose una camiseta marrón y revelando una mujer blanca debajo, lo que se interpretó como una insinuación de que la piel blanca era más deseable o limpia que la piel negra.

Las críticas hacia el anuncio fueron inmediatas y contundentes, y muchos acusaron a Dove de perpetuar estereotipos raciales y promover el racismo. La compañía se vio obligada a retirar el video y emitir disculpas públicas, reconociendo que la campaña había sido mal interpretada y que lamentaban profundamente cualquier ofensa que pudiera haber causado.

En cuanto a las consecuencias para Dove, la controversia dañó la reputación de la marca y generó una gran cantidad de atención negativa en las redes sociales y en los medios de comunicación.

Anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos

No era la primera vez que ocurría algo similar. La publicidad de finales del siglo XIX y hasta bien entrado el siglo XX, dejó ver prejuicios raciales y étnicos, retratando a personas de diferentes ‟razas” y etnias de manera estereotipada y denigrante. Y esto hay que acotarlo, la existencia de anuncios publicitarios con un marcado tono racista no se debe tanto a la creación de malas campañas publicitarias, sino al aprovechamiento, por parte de anunciantes y dueños de marca, de los prejuicios raciales existentes en aquel entonces.

“Con ‘Javel S.D.C’ pueden blanquear a un negro y aún actúa como jabón” (1910)
¿Lo quiere blanco?
¿Por qué no te lava tu mamá con jabón Fairy? (1875)

Los anuncios de jabón con un marcado tono racista se hicieron comunes en épocas pasadas y reflejaban esas actitudes discriminatorias y prejuiciosas prevalentes en la sociedad. Estos anuncios solían retratar a las personas de piel más oscura de manera negativa, asociándolas con la suciedad, la pobreza o la inferioridad, mientras que a las personas de piel más clara se las presentaba como limpias, refinadas y superiores.

Los anunciantes, conscientes de estas percepciones sociales, aprovechaban estos prejuicios para vender sus productos. Sabían que podían explotarlos para influir en el comportamiento del consumidor y aumentar las ventas.

En última instancia, estos anuncios contribuyeron a perpetuar y reforzar el racismo en la sociedad al normalizar y validar estereotipos dañinos y discriminación racial. Aunque los anuncios en sí mismos no eran la causa directa del racismo, sí desempeñaban un papel importante en su perpetuación y en la promoción de actitudes y comportamientos discriminatorios.

Desde luego, son anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos.

A finales del siglo XIX y principios del XX, la publicidad de las farmacéuticas era notablemente diferente de lo que conocemos hoy en día. En aquel entonces, era común que los anuncios promovieran productos que contenían sustancias hoy prohibidas, como cocaína, heroína y marihuana.

Estos productos se comercializaron como remedios para una amplia gama de dolencias, desde el dolor de cabeza hasta la depresión, y se promocionaban como soluciones milagrosas sin advertencias claras sobre sus peligros potenciales.

Por ejemplo, la cocaína se comercializó en el siglo XIX como un medicamento patentado y ampliamente disponible en forma de tabletas, polvos y tónicos. Los anuncios de la época a menudo destacaban sus supuestos beneficios, como el aumento de la energía y el alivio del dolor, sin mencionar sus efectos adictivos y peligrosos para la salud.

De manera similar, la marihuana se promocionaba como un ingrediente común en una variedad de medicamentos patentados, y se afirmaba que tenía propiedades curativas para una amplia gama de enfermedades.

No tengo dudas, son anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos:

Anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos
Anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos
Cocaína para el dolor de muelas (1885)

En décadas pasadas, y hablo del pasado reciente, la publicidad de productos como el tabaco y el alcohol era notablemente diferente en comparación con la actualidad. Esta publicidad era mucho más directa y tenía un tono glamoroso que a menudo se asociaba con el estilo de vida elegante, la sofisticación y el éxito.

Los anuncios de cigarrillos, por ejemplo, solían presentar escenas de personas atractivas y felices disfrutando de un cigarrillo en situaciones sociales, de ocio o de trabajo. Además, a menudo presentaban médicos o celebridades respaldando marcas específicas de cigarrillos, lo que generaba una falsa sensación de seguridad y legitimidad en el consumo de tabaco.

Grace DrummondHay fue la primera mujer en volar a bordo de un dirigible, el LZ-127 Graf Zeppelin, en 1928.
Marilyn Monroe

La inclusión de figuras de autoridad, como médicos, en la publicidad de cigarrillos, contribuía a la percepción errónea de que fumar era seguro o incluso beneficioso para la salud. Estos anuncios sugerían que el tabaco era compatible con un estilo de vida exitoso y glamoroso, y que fumar podía ser una forma de expresión personal, libertad o incluso estatus social y de hombría.

Algunos anunciantes incluso hacían referencia a supuestos estudios científicos que aseguraban que sus cigarrillos no producían efectos adversos, como en este anuncio de Chesterfield de 1953. Bueno, en realidad no difiere mucho de lo que podemos ver hoy en algunos de esos molestos y repetitivos infomerciales de la televisión; nunca dicen quiénes hacen esos supuestos estudios.

Evidencia científica: Después de 10 meses de estudio, los especialistas aseguran que no observaron efectos adversos en quienes fuman Chesterfield (1953)

En muchos casos, los anuncios de tabaco también se asociaban con la masculinidad y la feminidad en sus representaciones. Para los hombres, fumar podía presentarse como un símbolo de virilidad, poder y dominio, lo que reflejaba los roles de género tradicionales que prevalecían en la sociedad. Se mostraba a hombres fuertes, seguros de sí mismos y atractivos fumando cigarrillos, lo que sugería que el tabaco era una expresión de su masculinidad.

Por otro lado, en el caso de las mujeres, la publicidad de cigarrillos podía vincularse con la seducción, el encanto y la belleza. Se representaba a mujeres elegantes y sofisticadas disfrutando de un cigarrillo con gracia y glamour, lo que sugería que fumar era una forma de aumentar su atractivo y su poder de seducción. Incluso, las tabacaleras crearon marcas de cigarrillo especialmente para las mujeres.

Porque las mujeres son delicadas y hermosas… ¡Aquí tienen su cigarrillo!
Las tabacaleras crearon marcas de cigarrillo especialmente para mujeres

Fumar cigarrillos se percibía como un desafío a las normas sociales y de género establecidas, un acto de rebeldía contra las restricciones impuestas a las mujeres en la sociedad. También se asociaba con la independencia económica y la participación en el mundo laboral.

En la medida en que las mujeres ganaban terreno en el ámbito laboral y buscaban igualdad de oportunidades, fumar se presentaba como un símbolo de éxito, de su participación en el mundo público y su capacidad para tomar decisiones por sí mismas.

Por otra parte, las compañías tabacaleras a menudo utilizaron estrategias de marketing manipuladoras y engañosas para promover el tabaquismo entre las mujeres, explotando ideas de independencia y autonomía para vender sus productos.

Al igual que en los anuncios de cigarrillos, muchos anuncios de licores se enfocaban en proyectar la imagen de un hombre fuerte y viril o de una mujer sofisticada y seductora, sugiriendo que el consumo de estas bebidas incrementaba el atractivo personal y el carisma. Estas campañas también promovían valores como la libertad, la aventura y la emoción, creando una narrativa donde el alcohol era parte fundamental de un estilo de vida vibrante y lleno de posibilidades.

Esta tendencia en la publicidad no pasó desapercibida para el humorista argentino Joaquín Salvador Lavado Tejón, conocido mundialmente como Quino. A través de su icónica tira cómica Mafalda, supo capturar y criticar con agudeza muchas de estas construcciones sociales, reflejando los absurdos de la vida cotidiana y las contradicciones del consumismo en la sociedad.

© Quino

Sin embargo, con el tiempo, se ha acumulado una gran cantidad de evidencia científica que muestra los graves riesgos para la salud asociados con el consumo de tabaco y alcohol. Esto ha llevado a una mayor regulación de la publicidad de estos productos, con restricciones sobre cómo se pueden comercializar y promocionar.

Además, ha habido un cambio en la percepción pública hacia una mayor conciencia sobre los efectos negativos para la salud del tabaco y el alcohol, lo que ha influido en la forma en que se presenta y se promociona en la actualidad.

En el pasado, la publicidad solía emplear tácticas engañosas y exageradas para promover productos y servicios, recurriendo a afirmaciones falsas, testimonios fraudulentos y manipulación de imágenes para aumentar las ventas… Bueno, aún hoy podemos verlo.

Una de las tácticas más comunes era hacer afirmaciones falsas sobre los beneficios de un producto, exagerando sus propiedades o atributos para generar un mayor interés entre los consumidores.

Por ejemplo, los anuncios de productos para bajar de peso podrían prometer resultados milagrosos sin evidencia científica sólida que respaldara sus afirmaciones… ¿Te recuerda esto a algún infomercial reciente?

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Adelgazará con dos píldoras diarias
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El jabón La-Mar reduce cualquier parte del cuerpo sin dieta ni ejercicio
Anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos
Usted empieza a engordar y engordar es envejecer… (1911)

De manera similar, se solían presentar testimonios falsos de clientes satisfechos o supuestos expertos en el campo, con el fin de dar credibilidad al producto y persuadir a los consumidores de su eficacia.

Durante décadas, Lucky Strike y otras marcas de cigarrillos utilizaron estrategias publicitarias que insinuaban que fumar cigarrillos podía ayudar a controlar el peso o mantenerse delgado.

Una de las campañas publicitarias más conocidas de Lucky Strike fue la frase “Reach for a Lucky instead of a sweet” (Elige un Lucky en lugar de un dulce), que sugería que fumar un cigarrillo en lugar de comer dulces o caramelos podría ayudar a mantener la línea.

Estas campañas se basaban en la idea de que fumar suprimía el apetito y, por lo tanto, podría ser una forma de controlar el peso o evitar el aumento de peso. Sin embargo, hoy en día entendemos que fumar no solo es perjudicial para la salud en general, sino que también puede tener efectos negativos en el peso y el metabolismo, y no debe considerarse una estrategia válida para controlar el peso.

La percepción sobre la publicidad dirigida a niños, especialmente en lo que respecta a productos como refrescos o gaseosas, ha cambiado drásticamente en las últimas décadas. Anteriormente, era común ver anuncios que mostraban a niños pequeños “disfrutando” de estas bebidas, en una estrategia orientada a atraer la atención de un público joven y fomentar hábitos de consumo desde temprana edad.

Si retrocedemos aún más en el tiempo, encontramos casos en los que incluso se recomendaba a los padres que ofrecieran cerveza a sus hijos, basándose en la idea de que contribuiría a su salud y bienestar. La cerveza se presentaba como una bebida nutritiva que promovería el crecimiento y desarrollo infantil, y, en algunos casos, como un facilitador de la socialización y la relajación dentro del hogar.

“Por qué tenemos al cliente más joven en el negocio…”

La normalización del consumo infantil de alcohol y azúcar

Eran tiempos distintos, y visto desde hoy, resulta sorprendente cómo se promovían ideas que hoy consideramos dañinas para la salud infantil. La promoción de cerveza y bebidas azucaradas para niños podría haber sido aceptable o incluso beneficiosa según las creencias de la época. Sin embargo, cuando miramos estos anuncios desde nuestras normas culturales y de salud contemporáneas, comprendemos lo contraproducentes que eran para el bienestar de los niños.

Entender el contexto histórico es clave antes de emitir juicios desde una perspectiva actual. No obstante, es evidente que esos anuncios, que antes se consideraban normales, hoy estarían completamente prohibidos.

Darle cerveza a un niño: Anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos
Puede darle cerveza a sus niños… pero pregúntele primero a su médico.
Ofrecerle licor a un niño: Anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos
Los niños no deben beber, dice. Pero deje que prueban el espumante…

Es poco probable que hoy en día veamos anuncios similares, como tampoco ver a Santa Claus fumando o tomando whisky con agua mientras revisa la lista de peticiones de los niños. Hay muchos ejemplos de anuncios publicitarios del pasado que mostraban a este personaje icónico fumando cigarrillos o pipas.

1936
Santa Claus tomando whisky con agua White Rock (1923-1925)

Lo que sigue es real, y no exagero. Hace un tiempo, me encontré con un anuncio antiguo y bastante peculiar. Resulta que un tal Dr. Swift, descrito en el anuncio como un “fino caballero”, promocionaba sus saludables masajes a domicilio, asegurando completa privacidad y discreción. Un tratamiento que parecía ser, según la publicidad, sumamente beneficioso para las mujeres.

El anuncio aparece más abajo, pero antes de que lo veas, déjame darte un poco de contexto. A principios del siglo XX, y en épocas anteriores, existían ideas erróneas sobre la salud y la sexualidad. Algunas personas realmente creían que la masturbación tenía propiedades curativas o aliviaba ciertos problemas de salud, incluido el controvertido diagnóstico de “histeria femenina”.

Uno de los tratamientos utilizados para la histeria era inducir lo que se llamaba “paroxismo histérico” (en otras palabras, el orgasmo), y esto se lograba a través de la estimulación manual de los genitales femeninos por parte de un profesional de la salud. Las mujeres acudían a las consultas médicas para recibir un “masaje pélvico”, en el que el médico les inducía el orgasmo como parte del tratamiento.

Con el tiempo, estas consultas se llenaron a causa de una “epidemia” de mujeres que supuestamente padecían histeria. Algunos sostienen que la histeria no era más que deseo sexual reprimido, pero no entraré en esa discusión aquí. Debido a la alta demanda, los médicos comenzaron a necesitar una herramienta que hiciera este trabajo más eficiente, y así nació la idea de crear un aparato que facilitara la labor.

En la era victoriana, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la “histeria femenina” era un diagnóstico médico utilizado para describir una variedad de síntomas que hoy en día se interpretarían de manera muy diferente, como ansiedad, depresión, insomnio, e incluso deseo sexual no satisfecho.

Uno de los tratamientos comunes para la “histeria” era el “masaje pélvico”, realizado por médicos para inducir lo que se llamaba “paroxismo histérico”, lo que hoy entendemos como un orgasmo. Debido a la creciente demanda de este tratamiento y a la “fatiga manual” de los médicos que lo realizaban, se desarrollaron dispositivos para facilitar la estimulación. Este contexto histórico es lo que llevó al desarrollo de los primeros vibradores, que inicialmente fueron herramientas médicas antes de ser popularizados para el uso personal.

Otro ejemplo de anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos
El masaje saludable del Dr. Swift en la privacidad del hogar…
No sé si estaría prohibido, pero sería mal visto.
Uno de muchos anuncios de la época promocionando vibradores para el auto masaje

En 1902, la compañía estadounidense Hamilton Beach introdujo el primer vibrador eléctrico para su venta comercial, marcando un hito en la historia al convertir al vibrador en uno de los primeros aparatos electrificados disponibles para el público. De hecho, el vibrador eléctrico llegó al mercado mucho antes que otros electrodomésticos que hoy en día se consideran esenciales en los hogares modernos; como la aspiradora, que debutó nueve años después, y la plancha eléctrica, que llegó al mercado diez años más tarde.

Casi al mismo tiempo, aparecieron anuncios publicitarios promoviendo la venta de tales vibradores y dando a conocer las ventajas del “auto masaje”. En otro de los anuncios que se muestran debajo, se lee Self Massage (Auto masaje), y a continuación: “No hay nada tan encantador y estimulante como un buen masaje completo y profundo.”

Si estos anuncios te parecen inconcebibles en la actualidad, los que muestro a continuación son los más deplorables anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos.

La publicidad de décadas pasadas a menudo reflejaba y, en algunos casos perpetuaba estereotipos de género y roles tradicionales que promovían la violencia doméstica y el machismo. En muchos anuncios, se presentaba una imagen idealizada de la familia nuclear, con el hombre como proveedor y la mujer como ama de casa sumisa y obediente.

Las que siguen, sin duda, son ejemplos de anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos:

Un hombre golpea a su mujer por hacerlo esperar: otro claro ejemplo de anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos
Un hombre con guantes de boxeo y una mujer resignada que ama a su esposo. Sin duda, es un ejemplo de anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos

La violencia de género ha sido a menudo minimizada o trivializada en algunos anuncios publicitarios, lo que perpetúa estereotipos dañinos y normaliza comportamientos abusivos. Estos anuncios pueden retratar la violencia como algo romántico o aceptable, lo que puede desensibilizar a la audiencia y dificultar el reconocimiento de señales de advertencia en relaciones reales.

La representación inadecuada de la violencia de género en la publicidad puede contribuir a la cultura del silencio y la impunidad en torno a este tema, dificultando los esfuerzos para abordar y prevenir la violencia doméstica y otras formas de abuso.

Antes de despedirme quiero recomendarte la lectura de: Anuncios exitosos basados en Storytelling

Gracias por leerme y compartir mi contenido en tus redes.

Jesus Osilia

Con más de 30 años de experiencia en diversos sectores, mi trayectoria profesional ha estado relacionada con la venta de productos y servicios, marketing digital y control de procesos operativos y logísticos. Mi formación en logística y administración empresarial se complementa con una pasión por el copywriting y el storytelling.

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