miércoles, julio 9, 2025
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Pepsi Number Fever en Filipinas: del éxito al desastre

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Lo que comenzó como una ingeniosa estrategia para ganar mercado frente a Coca-Cola terminó siendo uno de los desastres publicitarios más grandes de la historia. Aquí te contamos cómo ocurrió y por qué todavía se estudia como ejemplo de lo que no se debe hacer.

Pepsi Number Fever: la campaña promocional que terminó en caos y violencia en Filipinas

Nos referimos a Pepsi Number Fever en Filipinas, un caso que demuestra cómo un simple error puede convertir una exitosa promoción masiva en una crisis nacional.

Lo que comenzó como una ingeniosa estrategia para ganar mercado frente a Coca-Cola terminó siendo uno de los desastres publicitarios más grandes de la historia. Aquí te contamos cómo ocurrió y por qué todavía se estudia como ejemplo de lo que no se debe hacer.

A principios de los años 90, Pepsi lanzó en América Latina y Asia una ambiciosa campaña promocional que prometía cambiarle la vida a miles de personas con solo mirar bajo la tapa de una botella. Lo que nadie imaginaba era que ese juego de marketing, llamado Number Fever —o Fiebre de los números—, pasaría a la historia como una de las peores crisis de marca jamás vividas.

Aunque el caso más recordado ocurrió en Filipinas, donde el caos fue tal que hubo disturbios, muertos y más de 20.000 demandas legales, hubo una señal de advertencia anterior en Chile que casi nadie menciona. Aquí te contamos qué fue lo que realmente pasó y por qué este caso sigue siendo una advertencia vigente para cualquier campaña masiva.


Antes del desastre en Filipinas, Pepsi ya había tenido problemas con Number Fever en Chile. Según reportes posteriores, un número equivocado fue anunciado como ganador en televisión debido a un error en la comunicación interna: un fax mal transmitido confundió al equipo local sobre cuál debía ser el número correcto.

Aunque el incidente fue contenido sin llegar a una crisis social, sí generó demandas y tensiones legales. Este episodio mostraba algo preocupante: la fragilidad del sistema de transmisión y control de la información en promociones masivas. Pero nadie —ni siquiera Pepsi— imaginó entonces que esto era apenas el preludio de algo mucho peor.

Fue una de las campañas promocionales más exitosas jamás lanzadas por Pepsi en Asia. En Filipinas, el lanzamiento de Number Fever en febrero de 1992 generó un entusiasmo sin precedentes, convirtiéndose en una verdadera fiebre nacional.

La mecánica era sencilla: debajo de cada tapa había un número de tres cifras. Si coincidía con el número anunciado en televisión ese día, el consumidor ganaba un premio. Los premios variaban, pero el gran atractivo era el de ₱1 millón (unos 40.000 dólares de la época), lo equivalente a 600 veces el salario mensual promedio en Filipinas.

Resultados inmediatos

  • Ventas disparadas: Pepsi pasó de vender 10 millones a 14 millones de dólares mensuales durante la promoción.
  • Cuota de mercado en alza: subió del 19,4 % al 24,9 % en tan solo unos meses, desafiando la supremacía de Coca-Cola en el país.
  • Presencia mediática masiva: el sorteo diario del número ganador se convirtió en un momento televisivo esperado en muchos hogares.
  • Conversación popular: las tapas se intercambiaban, se guardaban como tesoros y hasta se revendían. El país entero hablaba del tema.
  • Enganche emocional: la idea de que cualquier persona, con solo una bebida, podía volverse millonaria tuvo un efecto emocional poderoso.

¿Por qué funcionó tan bien?

  • El formato era accesible: no hacía falta enviar sobres ni códigos por correo.
  • Apelaba al azar y a la esperanza, dos motores potentes en un país con altos niveles de pobreza.
  • Pepsi supo aprovechar el deseo de ascenso económico con una promesa simple: “Una tapa puede cambiar tu vida.”

En resumen, Number Fever comenzó siendo un caso de éxito en mercadeo. El problema no fue la idea, sino lo que ocurrió después, cuando el sistema que debía garantizar la exclusividad del premio falló de forma catastrófica.

Aunque para el consumidor parecía un sorteo diario al azar, la verdad era más compleja. El número ganador no se sorteaba en vivo: era seleccionado previamente por una consultora externa y luego impreso en un número limitado de tapas (chapas o coronas, depende de dónde me leas) antes de salir al mercado. Solo las tapas con ese número y un código de seguridad especial eran válidas para reclamar el premio.

El anuncio en televisión no era más que una revelación planificada del número ganador.

Este sistema, aunque legal y común en promociones de este tipo, no era comprendido por gran parte del público. Esa falta de comprensión sería determinante cuando ocurrió el error.

Pepsi Number Fever en Filipinas

El 25 de mayo de 1992, el número anunciado en televisión como ganador del gran premio fue el 349. Miles de personas corrieron a revisar sus botellas… y muchos se llevaron una sorpresa: tenían el 349 bajo la tapa, y algunos incluso tenían más de una tapa con ese mismo número. Al día siguiente, cientos de miles de personas se presentaron en los puntos de distribución con tapas que mostraban un 349, seguros de haber ganado un millón de pesos filipinos (unos 40.000 dólares de la época).

La emoción inicial se convirtió rápidamente en confusión. ¿Cómo podía haber tantos ganadores?

¿El problema? Ese número no debía estar en más de 2 tapas, pero por un fallo informático en el sistema de impresión, se habían producido entre 600.000 y 800.000 tapas con ese mismo número, aunque sin el código de verificación requerido.

Pepsi intentó calmar las aguas ofreciendo un pago de “buena voluntad” de ₱500 (unos 18 dólares) a cada portador de una tapa 349, lo que fue aceptado por casi medio millón de personas. Pero otros muchos lo rechazaron indignados, exigiendo el premio completo.

La situación se descontrola

Las protestas comenzaron de inmediato, y en poco tiempo se tornaron violentas. Se formó un grupo llamado The 349 Alliance que organizó boicots, bloqueos de fábricas y ataques a camiones de Pepsi. En total, 37 camiones fueron atacados, varios quemados, y empleados de la empresa recibieron amenazas de muerte.

El peor momento llegó cuando una bomba lanzada contra un camión de Pepsi mató a una maestra y a una niña de 5 años. Semanas después, tres personas más murieron en otro atentado contra un almacén. El número “349” había pasado de símbolo de la suerte a emblema del engaño.

¿Fue fraude o simplemente un error?

Legalmente, las cortes filipinas determinaron que Pepsi no actuó con mala fe. El error fue considerado un fallo técnico de una empresa subcontratada, y las tapas sin código de seguridad no eran válidas según las reglas de la promoción.

Sin embargo, el daño ya estaba hecho: la opinión pública quedó dividida y la imagen de la marca sufrió un golpe del que tardaría años en recuperarse.

El verdadero problema: falta de transparencia

Más allá del error de impresión, el verdadero detonante fue la falta de claridad en la mecánica de la promoción. Muchos creían que el número se sorteaba en tiempo real, sin saber que ya estaba preimpreso semanas antes.

Esa diferencia entre percepción y realidad generó una ola de frustración. Y cuando la frustración se multiplica por cientos de miles, el daño es inevitable.

El desastre de Pepsi Number Fever en Filipinas no se explica solo por un fallo puntual a nivel informático y control operativo. En 1992, el país atravesaba una situación social compleja: altos niveles de pobreza, desigualdad estructural y una población desesperada por oportunidades económicas. Para muchos filipinos, ganar un millón de pesos (alrededor de 40.000 dólares de la época) no era solo una promoción atractiva, sino una posibilidad real de cambiar su vida. A eso se sumaba una profunda desconfianza en las instituciones tras décadas de dictadura y corrupción, lo que alimentó la percepción de que Pepsi había cometido un fraude deliberado.

La reacción popular fue inmediata y sorprendentemente bien organizada. En numerosos barrios de Manila, surgieron grupos de afectados que protestaron de forma coordinada. Se atacaron camiones de distribución, se sabotearon fábricas y se realizaron bloqueos masivos. Parte de esa virulencia se explica también por el fuerte tejido comunitario en los barrios urbanos, donde la información (y la indignación) se difundía con rapidez a través de radios locales, panfletos y redes barriales.

En ese clima de frustración y desinformación, también aparecieron teorías de conspiración: algunos creían que Coca-Cola estaba detrás del escándalo para perjudicar a su competidor, otros aseguraban que las chapas sí eran válidas y que Pepsi se negaba a pagar por codicia. Incluso hubo quienes acusaron al gobierno de proteger a la multinacional. Estas versiones, aunque infundadas, reflejaban el profundo malestar de una población que no solo se sentía estafada, sino también ignorada y traicionada, tras un error informático y de control en el sistema de impresión de tapas que marcó el inicio de una crisis inesperada.

Explicar todo, incluso lo obvio
Los consumidores no deberían tener que adivinar cómo funciona una promoción.

Tener planes de contingencia
¿Qué hacer si el sistema falla? Pepsi no lo tenía claro al principio, y eso amplificó la crisis.

Empatía y rapidez en la respuesta
Los comunicados técnicos y la frialdad legal no bastan cuando hay gente que siente que perdió una oportunidad de oro.

Evitar promesas desproporcionadas en contextos sensibles
Cuando una promoción ofrece un millón en un país donde el ingreso promedio es ínfimo, hay que actuar con especial cuidado.



Respuestas breves sobre la polémica de Pepsi en 1992

¿Qué fue Pepsi Number Fever?

Pepsi Number Fever fue una promoción lanzada en Filipinas en 1992. Bajo las chapas de las botellas se imprimían números, y los consumidores podían ganar premios si coincidían con el número ganador anunciado en televisión. El mayor premio era de un millón de pesos filipinos.

¿Qué ocurrió en Filipinas con la promoción?

El número 349 fue anunciado como ganador, pero por error se imprimieron más de 600.000 chapas con ese mismo número. Aunque la mayoría no eran válidas por carecer de código de seguridad, muchas personas reclamaron el premio, lo que provocó disturbios, ataques y hasta muertes.

¿Fue un fraude la campaña de Pepsi?

No. El fallo fue técnico, no un intento deliberado de engañar. Los números eran seleccionados previamente y las chapas se imprimían con antelación, pero un error provocó la sobreimpresión del número 349 sin los controles de seguridad requeridos.

¿Cómo respondió Pepsi al error?

Pepsi ofreció una compensación simbólica a los poseedores de chapas no válidas, pero enfrentó miles de demandas y protestas. Su imagen en Filipinas quedó gravemente dañada, a pesar de que legalmente se le eximió de responsabilidad penal.

¿Cuántas personas se vieron afectadas?

Se estima que más de 600.000 personas encontraron chapas con el número 349. Aunque muchas no cumplían los requisitos para el premio, la confusión y la frustración desencadenaron una crisis social sin precedentes para la marca en ese país.


Línea de tiempo del caso Pepsi Number Fever

Años 80

Pepsi prueba campañas promocionales con chapas premiadas en países como México, Chile y Guatemala para competir con Coca-Cola en mercados locales.

1989–1991

El equipo global de Pepsi desarrolla la idea de una gran promoción basada en chapas numeradas. El proyecto se prepara en la sede de Nueva York para su expansión internacional.

15 de enero de 1992

Pepsi solicita permiso al Departamento de Comercio e Industria para lanzar oficialmente Number Fever en Filipinas.

Febrero de 1992

Inicia la campaña. Las ventas de Pepsi se disparan y millones de filipinos participan en la promoción con la esperanza de ganar hasta ₱1 millón.

25 de mayo de 1992

Pepsi anuncia el número ganador del día: 349. Por un error de producción, más de 600.000 chapas tienen ese número impreso sin el código de seguridad válido.

Mayo–junio de 1992

Se desata el caos: hay disturbios, protestas y ataques a plantas embotelladoras. Al menos cinco personas mueren y cientos resultan heridas.

1993–1996

Pepsi enfrenta más de 20.000 demandas. Tras años de litigio, los tribunales filipinos absuelven a la empresa de responsabilidad penal directa por el error.

Décadas después

El caso sigue siendo uno de los errores de marketing más estudiados del mundo y una advertencia sobre los riesgos de promociones mal gestionadas.


Hoy, cuando las marcas tienen más canales y herramientas que nunca para conectar con sus clientes, casos como este siguen recordándonos lo esencial: claridad, honestidad y preparación.

Pepsi Number Fever comenzó como una brillante campaña de marketing y terminó como una advertencia histórica. El antecedente en Chile —un número equivocado anunciado por un fax mal enviado— ya sugería que el sistema era vulnerable. Pero en Filipinas, ese pequeño error de producción escaló hasta convertirse en una crisis nacional.


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Imagen destacada: Una manifestación anti-Pepsi frente a la Cámara de Representantes de Filipinas en agosto de 1993. Imagen de: Romeo Gacad/AFP/Getty Images


Jesus Osilia

Apasionado del marketing digital y las ventas, con más de 30 años de experiencia en estrategias comerciales, logística y optimización de procesos. Creo en el poder del copywriting y el storytelling para conectar y vender mejor.

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