Esperando la lluvia y un par de historias con aroma a café
Un relato personal que explora de manera rasante el marketing en las marcas de café: Esperando la lluvia y un par de historias con aroma a café…
Esperando la lluvia y un par de historias con aroma a café
Un café y un storyteller esperando la lluvia
Me gusta el café, y lo prefiero solo, sin azúcar ni endulzante. De hecho, estoy disfrutando de una taza de un buen café colombiano mientras escribo estas líneas, anticipando la llegada de un sistema frontal con advertencia de muy bajas temperaturas y la posibilidad de aguanieve. Incluso, tal vez algo de nieve en el sector oriente de la ciudad, justo en donde me encuentro, en las estribaciones de un sistema precordillerano de los Andes chilenos.
Así, que decidí tomarme un descanso y disfrutar el resto de la tarde.
Hace un par de años, por motivos que no quiero detallar, me inscribí en un curso básico de barista. Y quise hacerlo no tanto por profundizar en el conocimiento de los granos de café, los métodos de tostado o las diferentes técnicas de preparación. Más bien, mi principal motivación (una de esas motivaciones que llevan nombre y apellido) era aprender a crear diseños visualmente atractivos con lattes y capuchinos.
Pero eso quedó atrás, y no porque yo lo hubiera querido.
Todo está gris. Hay mucha humedad en el ambiente y hasta puede sentirse la opresión de las pesadas nubes que están próximas a descargar. Hace frío, mucho frío. Los recuerdos vienen y van, y ésta vez dejo que se expresen en completa libertad.
El reloj marca las dos de la tarde y el termómetro apenas alcanza los 3 grados centígrados (37,4 grados fahrenheit). Aunque estoy bien abrigado, tengo las manos frías, así que tomo la taza con ambas manos para calentarlas un poco; hoy no quiero encender la calefacción.
Algunas gotas, las primeras en caer, golpean suavemente contra la ventana –un amplio ventanal que casi llega al nivel del piso–, dibujando líneas caprichosas al resbalar sobre el cristal. Poco después, el viento sacude los árboles y comienza a llover.
Llevo la taza a mis labios y tomo un sorbo de café. La temperatura desciende un poco más y no pasa mucho tiempo antes de que la lluvia se convierta en aguanieve.
Alguien dijo que el café es una metáfora del amor, y con sobrada razón. Hay una similitud palpable entre las sensaciones que evoca el café y aquellas que despierta el amor.
Deja que te explique…
El café se toma caliente y es una bebida intensa y excitante, al igual que el amor, que puede ser ardiente, intenso y lleno de emociones electrizantes. El café, además, puede quitarnos el sueño, del mismo modo en que lo hace el enamoramiento.
¿Por qué tantas historias de amor empiezan con un café?
Pues, no lo sé.
Eduardo Galeano escribió un cuento corto sobre un amor intenso surgido a partir de una taza de café, y le puso por título: “Las cartas de amor“. El texto comienza con estas palabras:
“Ellos se conocieron por casualidad, que es como se suelen encontrar los grandes amores, casi siempre por casualidad, por una llamada equivocada, por un encuentro fortuito. A ellos lo que les pasó fue que él había quedado en aquel café con una persona que no vino, y claro, la vio a ella sentada en la mesa del café…”
Y entonces, me pregunto… ¿Será por eso? ¿Será que nosotros, tú y yo, nunca compartimos un café?
Un día –escribe Galeano– ella dijo que debía irse, pero que le escribiría cada 15 días. Y así lo hizo por mucho tiempo. Cada quince días le escribía una carta “toda llena de besos y caricias”. En ninguna decía cuándo volvería. Otro día, muchos años después y sin saber cómo ni por qué, ella dejó de escribir, y al decimoquinto día “él se encontró el buzón vacío, y el alma partida en dos”.
No supe cuando comenzó. Sin darme cuenta, el sonido de la lluvia había cesado y el silencio se apoderó del exterior. Levanto la vista de la laptop y una sonrisa se dibuja en mi rostro al ver que está nevando.
De pie ante la ventana, tomo otro sorbo de café, y la nostalgia de un encuentro que quedó pendiente en algún rincón distante del pasado vuelve a apoderarse de mí.
Pienso en mucho, pienso en todo, mi mente divaga entre recuerdos y pensamientos. Y entre tantas cosas –no preguntes por qué, tal vez solo fue por el aroma del café–, me viene a la memoria un anuncio comercial de la época de mi niñez, de esos que hoy son considerados inapropiados [ver: «Anuncios publicitarios que hoy estarían prohibidos»].
El anuncio muestra a una empleada doméstica negra “colando” café para sus empleadores blancos. Era una promoción de Fama de América, una de las principales marcas de café de la Venezuela próspera de entonces, con una tradición de más de cien años. El papel fue interpretado por una maravillosa actriz de teatro, radio y televisión: Zoraya Sanz.
El éxito del trabajo realizado por los copywriters en ese comercial fue innegable, al igual que el pegajoso jingle que utilizaron para crear identidad de marca; en el país todos lo conocían y vinculaban directamente con la marca.
Recuerdo también que muchos años después el aroma del café seguía evocando recuerdos de este comercial, no faltando quien repitiera la pregunta que hacía la niña justo antes de iniciar el jingle: “¿Candelaria, estás colando?“
Café Fama de América, Venezuela
Una frase célebre que dejó huella en el mundo del café fue acuñada por Nespresso y pronunciada una y otra vez por George Clooney por más de 10 años.
En una serie de comerciales elegantes y cautivadores, Clooney personificaba el epitome del refinamiento mientras disfrutaba de una taza de café Nespresso.
Con su inconfundible carisma, George Clooney entregaba la línea que se convertiría en un lema memorable: “What else?” (“¿Qué más?“).
Esta simple pregunta encapsulaba la esencia de la experiencia Nespresso: un café tan perfecto que no necesitaba explicaciones adicionales, y una marca que encarnaba el lujo y la sofisticación en cada taza.
La frase se convirtió en un símbolo de estatus y buen gusto, asociado no solo con el producto en sí, sino también con el estilo de vida aspiracional que representaba.
En este vídeo, Clooney aparece junto a Jack Black en uno de los comerciales de Nespresso:
Nespresso… What else?
Por otro lado, la figura campechana de Juan Valdez se convirtió en un ícono indiscutible del café colombiano en todo el mundo.
Encarnando la esencia misma de la tradición cafetera de Colombia, Juan Valdez personifica la dedicación, el trabajo duro y el orgullo detrás de cada grano de café cultivado en las fértiles tierras colombianas, así como la autenticidad y el compromiso con la excelencia.
Con su sombrero, su poncho tradicional y su fiel mula ‟Conchita” cargada de sacos de café, Juan Valdez representa la conexión directa entre el campo y la taza, transmitiendo la historia y la pasión de generaciones de caficultores colombianos.
Su presencia en la escena internacional ayudó a posicionar a Colombia como uno de los principales productores de café del mundo, al tiempo que promueve la sostenibilidad y el comercio justo en la industria cafetalera.
En el año 2003, el personaje de Juan Valdez, representado por Carlos Sánchez, hizo una breve pero destacada aparición en una escena de la película “Bruce Almighty” (conocida como “Todopoderoso” en Hispanoamérica y “Dios” en España), la cual fue protagonizada por Jim Carrey, Jennifer Aniston y Morgan Freeman, bajo la dirección de Tom Shadyac.
Café Juan Valdez, Colombia
Storytelling en el marketing del café
El café tiene una historia rica y fascinante que abarca siglos y culturas de todo el mundo.
La narrativa en el marketing del café, particularmente las historias de superación y éxito detrás de los productores y cultivadores, no ha sido tan explotada, aprovechada o desarrollada como en el marketing del vino [Véase: «Mitologías y narrativas mágicas en el marketing del vino»].
Mientras que el vino ha sido tradicionalmente asociado con historias de viñedos centenarios, familias vitivinícolas y procesos de elaboración meticulosos transmitidos de generación en generación, el marketing del café tiende a centrarse más en la calidad del producto y en las notas de sabor.
Historias que merecen ser contadas…
Sin duda, hay un gran potencial para explotar las narrativas en torno al café, especialmente considerando la cantidad de trabajo y dedicación que implica producir cada taza de café. Desde los agricultores que cultivan los granos en condiciones difíciles hasta los tostadores que perfeccionan el arte de resaltar los sabores únicos de cada variedad, hay historias inspiradoras de superación y éxito que merecen ser contadas.
La historia, tradición y marketing del café ofrecen un rico terreno para que un storyteller explore y comparta historias cautivadoras sobre esta bebida que ha conquistado los corazones y las mentes de personas en todo el mundo.
Son narrativas que no solo agregan valor al producto, sino que también crean conexiones emocionales más profundas con los consumidores, haciéndolos apreciar aún más el café que disfrutan.
Por otro lado, la forma en que se comercializa el café no solo refleja las tendencias y valores de la sociedad en un momento dado, sino que también influye en la forma en que percibimos y consumimos esta bebida.
Ya dejó de nevar. Una nevada poco usual estando a mitad de otoño. Dejo de escribir y me levanto con la intención de encender la calefacción, prepararme algo para cenar y tal vez otro café, o quizás un té… Pero todo quedó a oscuras. El corte generalizado de electricidad, consecuencia de la nevada, no sería resuelto hasta el día siguiente.
/ Escrito con mucho frío y dos tazas de café… ¿o tal vez fueron tres?
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